lunes, 12 de noviembre de 2007

Director 2007.11.12

¿Por qué no te callas?.- Le recriminó el Rey de España al Presidente Venezolano.
El reproche que Vos le hicisteis, Majestad, a ese loco, a ese ladrón, a ese dictador, a ese amigo de nuestro Presidente y de cuantos más le secundan en nuestro Congreso de los Diputados, ya ha dado más de cien vueltas al mundo. Y no solamente nos hemos enterado más de mil o dos mil millones de súbditos o de fanáticos, sino que a la sombra de tal requerimiento, vuestros adeptos y vuestros enemigos están aprovechando la cercanía de nuestras elecciones generales para colgarse la gran medalla. A mí personalmente me dio sarpullido al oír a don José Luís Rodríguez Zapatero, intentando defender al señor Aznar, pero sin molestar demasiado a su amigo del alma: el Presidente Chávez. Porque hay que ver la cantidad de vueltas y más vueltas que le dio a la defensa, basándose simplemente en que al señor Aznar lo había elegido democráticamente el pueblo. Y a Hitler también lo eligió el pueblo democráticamente. ¿Y eso que tiene que ver, señor Zapatero?...
La prueba de que a usted, señor Presidente del Gobierno de España, le importó tres pepinos que al señor ex Presidente le llamase fascista, puesto que cuando entra en “combate y con idéntico objetivo” otro indeseable, como lo es Daniel Ortega, y nuestro Jefe del Estado abandona la sala, usted y sus adláteres se quedaron allí. ¿Qué significado cree usted que tiene esa conducta? Menos mal que a través de sus mítines y de las descalificaciones diarias que hacen sus subordinados, ya les hemos oído idénticos calificativos y destinados al señor Aznar y hacia gente de su equipo de Gobierno.
En pocas palabras, señor Zapatero. Le agradezco, como español que soy, que haya usted defendido al anterior residente de La Moncloa. Pero, lo que hizo bien con una mano… con la otra, echó por tierra lo anterior. En la vida, señor Presidente, no se puede estar enamorado de los enemigos de España y del pueblo español.
Ahora bien. Quien me ha sacado de mis casillas, durante los días viernes y sábado fue don Mariano Rajoy. Parece mentira que siendo el Presidente del Partido Popular, y sabiendo lo que había dicho el loco del Chávez venezolano de su compañero de filas, de su ex Jefe (pues no olvidemos que el señor Rajoy formó parte del Gobierno) y de un ex Presidente de España, se haya estado callado hasta que se dio cuenta de que se estaba quedando solo. Y entonces, sólo entonces, cubrió su cupo de intervención, sin demasiado entusiasmo y sin demasiada convicción.
Señor Rajoy, perdóneme la sinceridad, pero después de demostrarnos a todos los españoles que, para usted, el señor Aznar es una especie de apestado o de un ex compañero “de cuyo nombre no quiero acordarme”, me da la impresión de que su vida política se acaba el 9 de marzo de 2008, cuando pierda las elecciones. Y no seré yo quien aplauda la continuidad del señor Zapatero; pero el que usted pase a ocupar La Moncloa, después del desinterés que mostró en el “caso Chávez”, me disgustaría bastante. Es más, a usted, señor Rajoy, le pasará lo mismo que a nuestro querido Alcalde, don Javier Losada, que a medida que se va separando del recuerdo de don Francisco Vázquez, menos votos obtiene. Pues el mayor esplendor de La Coruña lo tuvimos con Paco Vázquez Y el mayor esplendor de España lo hemos tenido con don José María Aznar… le guste o no le guste oírlo. Y usted al mirar para otro lado cuando se menciona al señor Aznar… la merma de sus posibles votos será una realidad. ¿Y saben ambos, por qué?... Porque la gran mayoría de los votantes españoles dejamos de ser bandas de borregos… aunque aun quedan unas cuantas, por desgracia.
Si quien traiciona el recuerdo de quien le ayudó a ocupar el puesto actual, de igual manera traicionará a los votantes. Al fin y al cabo, los votantes son una cifra que no tiene cara ni amor a la Patria.

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