viernes, 23 de noviembre de 2007

Director 2007.11.23

Esas nuevas disposiciones que se han aprobado en el día de ayer sobre las normas de tráfico, y a la espera de leerlas detenidamente, por los titulares que avanzaron los servicios informativos de los Canales de Tv, pienso que se merecen los más cálidos aplausos. Ya está bien que en nuestra querida España las leyes que tenemos sean tan “baratas”. Y lo son, por dos razones. Una, porque nadie se ocupa de que las cumplamos. Y dos, porque al violar las leyes vigentes, y con un simple abogado novato, no pasa nada de nada. Y ya no digamos si uno es bailarín, o cantante o hermano, cuñado, primo o sobrino de algún político en el poder… entonces si que es la cuadratura del círculo: estate tranquilo que estamos en el país de la pandereta y de “¡otra de callos, que pago yo”.
Me imagino que, en estos mismos segundos, algunos pocos o muchos se han llevado las manos a la cabeza, puesto que los recordatorios que estoy haciendo no les gustan a quienes tienen la obligación de poner “la casa en orden”.
Anoche, en el programa “Vecinos” llegamos a comentar q8ue debía de haber elecciones cada mes, ya que de esa forma las calles, las aceras, el alumbrado y demás etcéteras estarían resplandecientes. Pero, en el supuesto caso de que ello fuera factible, se nos presentaría el otro problema: mucho más grave que el anterior. Cual es, que en vísperas de elecciones nadie mueve un dedo y todo se paraliza. Y esto es de una irresponsabilidad aplastante. Pero como a una gran mayoría de paletos les gusta el circo, lo que prima ahora son los montajes de mítines con música ensordecedora y banderas de todos los colores y formas, ondeando bajo los techos del correspondiente recinto. Y en plena euforia, en plena irresponsabilidad, los militantes y los simpatizantes de cualquier Partido Político, gritan como posesos, sin importarles un pimiento lo que dicen los dioses, los kaisers, los césares, los caudillos.
Lo importante, aunque el país se vaya al garete, es que el futuro dictadorzuelo de provincias llegue a La Moncloa. El resto, o sea el paro, la vivienda, la inseguridad ciudadana, el terrorismo, etc., bien pueden esperar.¡Ah!. No lo olviden: ¡otra de callos, que pago yo

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