miércoles, 28 de noviembre de 2007

Director 2007.11.28

Estoy casi seguro que mi comentario de hoy va a sorprender a muchos de ustedes y también a una persona, que no esperó jamás, ni deseó siquiera, que se la mencionase, puesto que su sencillez es incompatible con la popularidad.
Pero yo, como notario de la verdad y la noticia, me veo en la obligación de romper con su anonimato y dar a conocer a todos ustedes el ejemplo de una labor de muchísima responsabilidad, de idéntica discreción y de un esfuerzo físico y mental, como pocos pueden imaginar. Y es que, sin nosotros saberlo, existen mujeres y hombres que soportan el peso de altos responsables, el malhumor de esos mismos responsables y la grandiosidad de una labor bien hecha, filtrando aquello que daña la imagen del responsable y escuchando lamentos que, la mayoría de las veces, les remueven las fibras sensibles de los valores humanos. Y todo eso está escondido tras una puerta y al otro lado de la mesa que lo soporta todo y del teléfono que jamás enmudece.
Pues bien. Yo, Luís de Miranda, quiero dar las gracias a una gran mujer, a una gran trabajadora, a una gran secretaria de alta dirección y la que ha sido durante más de dos décadas el pilar del buen hacer y de la discreción en nuestro excelentísimo Ayuntamiento de La Coruña: ella es doña Margarita Lagoa Paredes.
Doña Margarita Lagoa Paredes, a parte de atendernos a cuantos íbamos a solicitarle tal o cual cosa, o una entrevista con don Francisco Vázquez, siempre, siempre tuvo unas palabras esperanzadoras, si era factible nuestra solicitud; y un “no” rotundo para aquello que no era posible o que pudiese traspasar las líneas de la legalidad y la ética. Jamás jugó con nosotros al doble juego: decir que sí a todo, y no hacer absolutamente nada, mientras uno ú otro seguía con la esperanza de que la petición seguía su trámite. Y quienes presumimos de conocer un poco a don Francisco Vázquez, sabemos que el carácter de Paco Vázquez no es fácil de soportar, ya que en su afán por hacer las cosas en presente, no permite que éstas queden pendientes para mañana. Es tal la capacidad de trabajo que nuestro ex Alcalde tuvo y tiene, que sin darse cuenta arrastra a todo aquel que se encuentre dentro de su órbita, a seguirle… Y el seguirle, créanme ustedes, sólo pueden hacerlo personas que se entreguen al cien por cien a su responsabilidad, sin importar el tiempo, ni el calendario.
Doña Margarita Lagoa Paredes, por favor no me riña. Creo que es de justicia reconocer públicamente la incansable labor que usted a hecho en el Ayuntamiento de La Coruña, en beneficio de los coruñeses, y de los incontables favores que hizo durante todo ese tiempo a ciudadanos, incluso a aquellos que nunca llegó a conocer. Y ese sentido de la responsabilidad, de la sencillez y de su sentir humano quiero dejarlo reflejado hoy… porque de bien nacidos es ser agradecido. Gracias, Margarita. Ojalá nunca caiga en el olvido de los que no quiero mencionar… porque necesitaría una hora para nombrarlos a todos.
¡Gracias!

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