martes, 19 de febrero de 2008

Director 2008.02.19 Rectificado el apellido del señor Losantos
Cuando faltan 17 días reales para que los candidatos a ocupar la vivienda de La Moncloa, siento una vergüenza que no puedo reprimir… porque además, y para mayor INRI, es por partida doble.
La primera, porque es la que más me preocupa, es la de presenciar como los representantes de los dos grandes Partidos Políticos de nuestra deteriorada España debaten por su cuenta y riesgo –a través de sus negociadores- quien será la elegida o el elegido para que modere los debates televisivos; puesto que según los informes que cada uno de ellos posee, en la actualidad en toda nuestra piel de toro no existe ningún periodista imparcial. Y esto es en si mismo preocupante.
Yo que recibo a los futuros periodistas de mañana y que me envían la Universidad Ceu de Madrid y la Universidad de Pontevedra, con las que he firmado un acuerdo de que sus alumnos pueden efectuar sus prácticas en esta Emisora, no se qué debo explicarles a tales jóvenes. Si decirles que están estudiando en un País donde la imparcialidad no está contemplada… y por consiguiente adelantarles que una vez obtenido el título universitario deberán inclinarse hasta formar un ángulo reto ante uno de esos líderes y serles fieles hasta la pérdida total de la ética, de la moral y… si en alguna ocasión así lo exige el guión, entregarles hasta las partes blandas más íntimas. De lo contrario, y visto lo que está sucediendo estos días, no encontrarán trabajo en ninguna Emisora o Periódico con relevancia nacional o simplemente regional. Y un buen resumen de todo lo anterior lo pudieron ver ustedes en el Diario “El Ideal Gallego” del pasado sábado en una viñeta firmada por Pareja, en la cual se ve una gran puerta sobre la que reza ACADEMIA DE TELEVISIÓN y a un lado de la misma el siguiente anuncio: “Se necesita moderador para debate electoral. Único requisito, estar a medio camino entre Iñaki Gabilondo y Jiménez Losantos”. El primero, que fue un gran profesional de la Radio, no entiendo como se puede prestar a bajezas, como aquellas de los terroristas y de los tres pares de calzoncillos o dirigir los actuales informativos de un Canal de Televisión, que no se distingue por la neutralidad. Y en cuanto al segundo personaje de la viñeta, sólo decir que no es un ejemplo a seguir para quienes nos reemplazarán muy pronto en el mundo de la información, si bien tiene un punto a su favor: no negar en ningún momento que es votante del Partido Popular y defensor a ultranza de las víctimas del terrorismo.
El segundo motivo de sentir náuseas es que los dos líderes (señores Zapatero y Rajoy) pacten los temas a tocar, lo que no debe preguntarse, el color de la decoración y los minutos sin interrupción. Esto me recuerda los combates de boxeo, donde los aspirantes a lo que se tercie, acuden ante las cámaras de televisión con gestos de partir en dos al contrincante y de acordarse hasta de maldecir a sus muertos, con tal de que el coliseo se llene de fanáticos de uno y otro bando… y ellos llevarse unas buenas bolsas de dólares, después de pactar lo que debe y no debe hacer cada uno de ellos sobre la lona.
Esos debates que nos van a ofrecer los señores Zapatero y Rajoy son desgraciadamente una muestra más de que en España no hay democracia. Y no sólo eso, sino que nuestros políticos nos están tomando el pelo descaradamente… pues yo no puedo olvidar –aunque sé que a muchos de ustedes les tiene sin cuidado- que existe un “Pacto del Tinell” en vigor, donde a un Partido que tiene más de siete millones de afiliados y casi nueve millones de votantes se le intenta eliminar del espectro político español, mientras nuestro garante nacional, el Jefe del Estado, guarda silencio y consiente semejante traición a la futura democracia. Y si es cierto lo que hemos leído en el día de ayer, en el Diario “El Mundo”, ayer mismo tenía que haber sido cesado, por traición a la Patria… Y de ser mentira tal información, encerrar de por vida en la cárcel al Director de tal Diario, por ponernos a temblar de miedo a media España, al autorizar tal publicación.

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