Aquello que venimos comentando desde hace más de dos años resulta que se destaca en las páginas del Diario “La Opinión”. Leo en su primera página: “el comercio exige que se expulse a los vendedores del top manta”.
Una vez leído el tiutular, lo primero que se nos pasa por la mente es que nuestros familiares que han montado sus negocios en las calles Barcelona , Real y alrededores, y que pagan sus correspondientes impuestos locales y nacionales, amén de las nóminas de los empleados, se dan de bruces con una realidad nada agradable: “los top manta, delante de las puertas de sus negocios”… en detrimento de sus ventas y dando una imagen –cara al turismo que nos visita- muy poco agradable.
Esta es una de las dos caras del problema. Y ahora analicemos la otra: cual es ¿qué hacer con esta llegada de africanos, cuando todavía faltan por llegar de 97 a 98 millones, más?. Y lo más doloroso de este grave problema es que esos inmigrantes no tienen la culpa de nada, puesto que sus únicos pecados son el de la multiplicación demográfica, en sus Países de origen y el huir de la miseria más terrorífica. Pero, pienso, que tampoco somos nosotros culpables de que los iluminados demagogos los reciban con todos los lujos y atenciones… como nos manda la Santa Madre Iglesia… que tengan preferencia en la Seguridad Social (ya por si sola, bastante colapsada) sobre quienes hacemos frente a las cotizaciones correspondientes y que abaraten la relación laboral entre trabajo y jornal… como que tampoco nos gusta. Entonces, ¿qué hacer?.- nos preguntamos la gran mayoría.
Si yo tuviera el poder que no tengo, reclutaría a todos los demagogos, a los grandes defensores de la humanidad, y les obligaría a que se hiciesen cargo de ellos y de sus familias, y que cubriesen todas las necesidades de los recién llegados. Llegados a ese punto, les puedo prometer y prometo que todos esos malditos demagogos se iban a esconder en los mismos agujeros, donde ahora se encuentran los de “nunca mais”..
Luís de Miranda
Una vez leído el tiutular, lo primero que se nos pasa por la mente es que nuestros familiares que han montado sus negocios en las calles Barcelona , Real y alrededores, y que pagan sus correspondientes impuestos locales y nacionales, amén de las nóminas de los empleados, se dan de bruces con una realidad nada agradable: “los top manta, delante de las puertas de sus negocios”… en detrimento de sus ventas y dando una imagen –cara al turismo que nos visita- muy poco agradable.
Esta es una de las dos caras del problema. Y ahora analicemos la otra: cual es ¿qué hacer con esta llegada de africanos, cuando todavía faltan por llegar de 97 a 98 millones, más?. Y lo más doloroso de este grave problema es que esos inmigrantes no tienen la culpa de nada, puesto que sus únicos pecados son el de la multiplicación demográfica, en sus Países de origen y el huir de la miseria más terrorífica. Pero, pienso, que tampoco somos nosotros culpables de que los iluminados demagogos los reciban con todos los lujos y atenciones… como nos manda la Santa Madre Iglesia… que tengan preferencia en la Seguridad Social (ya por si sola, bastante colapsada) sobre quienes hacemos frente a las cotizaciones correspondientes y que abaraten la relación laboral entre trabajo y jornal… como que tampoco nos gusta. Entonces, ¿qué hacer?.- nos preguntamos la gran mayoría.
Si yo tuviera el poder que no tengo, reclutaría a todos los demagogos, a los grandes defensores de la humanidad, y les obligaría a que se hiciesen cargo de ellos y de sus familias, y que cubriesen todas las necesidades de los recién llegados. Llegados a ese punto, les puedo prometer y prometo que todos esos malditos demagogos se iban a esconder en los mismos agujeros, donde ahora se encuentran los de “nunca mais”..
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