miércoles, 7 de noviembre de 2007

Director 2007.11.07

Anteayer he tenido una respuesta a mi comentario sobre la liberación de la jefa de cabina y sus tres auxiliares, por parte de las gestiones realizadas por el señor Presidente de Francia, don Nicolás Sarkocy.
A diferencia de ciertos políticos (que cuando los censuras o le criticas alguna actuación, cierran las puertas de la comunicación; e incluso, si tiene oportunidad para ello, te defenestran de tal forma que no tendrían inconveniente de meterte en la cárcel de por vida, caso de lograr instaurar una dictadura oficial)… este comunicador acepta con todo el respeto del mundo aquellos comentarios o informaciones que quieran ustedes hacerme llegar. A el o la comunicante que firmó con el pseudónimo “Naike” le aclararé algo que no he sabido dejar claro o que he sido mal interpretado. Lo que yo he defendido y defiendo es a ese grupo de empleados del transporte. Pero, jamás, jamás, moveré un dedo a favor de esa y otras tantas “O.N.G.’S” que pululan por estos mundos de Dios. Lo que yo he querido decir, y lamento no haber sabido expresarlo así, es que no podemos meter en la cárcel –hasta que se pudra en ella- al conductor del camión de Correos por traer una carta en la que se le comunica a alguien que se ponga a vender droga delante de cualquier colegio. La tripulación de ese avión, presumiblemente, nada tiene que ver con esa repugnante ONG francesa. Y le diré porqué, señora o señor “Naike”. Si usted o yo o esa vergonzante ONG llamamos a una Compañía de Aviación y contratamos con ella un viaje de ida y vuelta a cualquier lugar de la Tierra… el primer paso es saber que aeronaves están operativas para esas fechas y cuales son las tripulaciones disponibles. Segundo paso.- Si la dirección de vuelos le asigna uno especial a tal o cual tripulación, créame que a nadie, absolutamente a nadie, el Departamento Operativo le va a explicar el por qué y para qué de ese vuelo porque sólo puede responder a esas preguntas el propio contratante: él y sólo él sabe el motivo del tal contrato. Y en tercer lugar, para ese tipo de vuelos “charter” se suelen aprovechar aeronaves sin “cartas de navegación” autorizadas. Por lo tanto el Comandante de vuelo y su tripulación no son nada más que simples empleados que deben obedecer las órdenes de la Dirección de la Compañía. Otra cosa muy distinta sería si el Comandante intervino en la contratación del vuelo: contrato que –para quienes hemos pilotado- en un 99,9% es imposible.
No sé si ha quedado clara mi postura sobre tan desagradable y odioso mercado de infantes. Los que si estoy de acuerdo con usted –una vez vistas las secuencias de cómo se vendaban a los niños, fingiendo ser heridos de guerra- a los componentes de esa ONG los condenaría a 30 ó 40 años de trabajos forzados… sin que me temblara el pulso.

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