jueves, 20 de diciembre de 2007

Director 2007.12.20

Nuestra pequeña Coruña, paso a paso, se está colocando a la par con las grandes capitales en cuanto al tráfico rodado –por un lado- y por el otro, en los sucesivos y constantes cortes de tráfico, como si los residentes entre muros fuésemos culpables de las decepciones que sienten hacia los que no tienen problemas de ningún tipo. Lo hagan bien o lo hagan mal o lo hagan requetemal (como la actual Ministra de Fomento), siempre serán necesarios para ayudar al contrincante, en caso de que vengan mal dadas: hoy, por ti; mañana, por mí… como se dice en el argot policial.
Ayer al mediodía, desde la plaza de Millán Astral hasta la central de “El Corte Inglés” he tardado una hora y siete minutos… Y eso porque en distintos puntos de la avenida de Alférez Provisional los Agentes de la Policía Local nos dirigieron el tráfico (por cierto, bien sincronizados, por lo que no dudo en felicitarlos), pues de no ser así sabe Dios a qué hora llegaríamos cada quien a nuestro destino.
Señores de la huelga, entiendo que es un derecho a manifestarse y que nos concede nuestra Constitución. Lo que ya no tengo tan claro es que corten las calles; que nos obliguen a quemar litros y litros de combustible, cuando se nos llena la boca en la defensa del cambio climático; que tengamos que dar la vuelta para el trabajo sin haber comido, porque el tiempo que disponemos diariamente para acercarnos a casa es el que es; que los agentes nuestra Policía Local y Nacional tengan que oír mil y un insultos cuando ellos no son culpables de lo que ustedes reclaman… pero sí de mantener el orden público y de impedir que ningún cabreado se baje del coche y reclame para sí sus derechos constitucionales de forma poco diplomática.
Señores de la huelga, si de reclamar bonificaciones se trata, ¿qué tienen que hacer miles y miles de parados, de mileuristas y de jubilados a los que no les llega el dinero que perciben mensualmente?... ¿Cortar el tráfico?... ¿Quemar contenedores o rayar los coches de los que circulan?... Ustedes que tienen experiencia en insultar y provocar escándalos públicos, porqué no los aconsejan… y así vamos de cabeza a un régimen de anarquía, donde cada quien puede ofender, menospreciar y denostar a cuanto servidor público se ponga por delante.
Y yo que creí siempre que los culpables de estas situaciones eran nuestros responsables políticos. Porque, hasta donde llego a comprobar, a los responsables de sus quejas jamás, jamás, llegan a causarles daños extras: mayor consumo de combustible, recalentamiento de motores, un estado de nervios difícilmente controlable y, para que nada falte, una severa bronca del jefe por haber llegado tarde al trabajo.
¡Ah!. No se olviden de votar cada uno de ustedes por los que ahora están ofendiendo.

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