miércoles, 9 de enero de 2008

Director 2008.01.09

Director 2008.01.09
Es curioso como en estas fechas pos-navideñas, cuando desde las primeras horas del año 2008 los artículos de primera necesidad (o si ustedes lo prefieren: los artículos de primera necesidad o cesta diaria) han subido de golpe unos porcentajes que estremecen, con sólo pronunciarlos; unos impuestos instalados en algo más del 32%, cuando en el resto de la Unión fluctúan entre el 17 y 17.5%; unas hipotecas que lentamente están estrangulando a más del 50% de los deudores; y una Bolsa que no acaba de sacar la cabeza a flote; amén de que el petróleo se está estabilizando alrededor de los 95 dólares (64.5 euros) y la onza de oro se sitúa en los 881 dólares (587.5 euros). Y con estos ejemplos más de la mitad de los españoles se verán obligados, nos veremos obligados, a reducir el consumo. Y si frenamos el consumo, señoras y señores, el desempleo puede llegar a un total de un millón de parados, en un corto espacio de tiempo, con lo cual pasaremos de los dos millones cien mil: cifra superior a la encontrada por el Gobierno actual. Y por favor, dejemos de echarle la culpa al petróleo, puesto que los demás países de la Unión lo compran al mismo precio que nosotros y sin embargo no tienen en el horizonte el fantasma de una crisis salvaje, como la que vamos a vivir nosotros.
El otro tema inevitable –puesto que en nuestra querida España acuden a los ejercicios religiosos diez millones de creyentes- son los ataques furibundos contra la Iglesia y sus Altos Representantes que le están planteando los primeros soñadores del Gobierno, y que la gran mayoría de los futuros votantes no acaban de comprender.
Tengo la impresión de que nadie se ha parado a pensar que al alimentar de producción a China y países del entorno asiático, estas naciones crecerán a velocidad vertiginosa y su nivel de vida se volcará en el mismo consumo del que hasta ahora venimos disfrutando los países de occidente. ¿Qué quiero decir con esto?... Que nos vayamos haciendo a la idea de que habrá que abastecer de vehículos a motor a cientos de millones de futuros conductores. Y los motores a combustión necesitan productos derivados del petróleo… y quienes los abastecerán no tendrán producción suficiente… y al no tener producción suficiente, el que quiera derivados del oro negro (del “menen”, como lo llamaron los indios americanos) va a tener que acudir a la subasta… y quienes paguen más… el resultado ya lo sabemos todos.
En cuanto a la confrontación con la Iglesia, recuerdo que el que gobernó la Unión de Repúblicas Soviéticas con mano dura entre los años de 1953 al 1964, (llamado Nikita Serguéyevich Jrushchov) había declarado allá sobre 1962 o 1963 que “si algún día tuviese que declararle la guerra al Vaticano, tenía la seguridad de que tal guerra la perdería… incluso, antes de iniciarla”. Y eso lo dijo, ni más ni menos, que el hombre conocido como “el carnicero de Ucrania”.
Señores progresistas, me da la impresión de que se están metiendo en un jardín, de donde no van a saber salir… a pesar de que los anti españoles, los anti militares, los separatistas y los terroristas guarden silencio.
Luís de Miranda

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