jueves, 24 de enero de 2008

Director 2008.01.24

Cuando faltan exactamente 45 días para que todos los españoles con derecho a voto nos presentemos con nuestro documento de identidad en la mano para ejercer un (yo llamaría, “trámite”) que nos conceden estos el regímenes con piel de demócratas, como es el de elegir aquel Partido Político que aparentemente nos ofrece un aceptable programa… resulta que en nuestra querida España, nuestro voto no vale casi nada… y en algunas regiones, manos que nada. Porque mientras que en España no se reformen las reglas del juego, y un voto tenga igual valor aquí, allá o acullá… O lo que es lo mismo, una persona, un voto, los políticos pueden decir Misa en Latín o en Griego, pero la realidad es que se nos está tomando el pelo. Porque mientras no se nos demuestre lo contrario, y como muy bien propone doña Rosa Díez de modificar la Ley de Sufragio, esto se parece más a las casas que había en el barrio del Papagayo de La Coruña; o las del “tubo” de Zaragoza; o las de “la piedra” de Vigo, con las dueñas cargadas de alcohol hasta las orejas.
Reconozco que tengo la costumbre, desde el mismo día que comencé a balbucear, a preguntar y preguntar sobre las dudas que me fueron y van surgiendo a diario. Por lo tanto, pregunto… ¿Tan difícil es dividir el número de escaños por la cantidad de votantes?... en el supuesto de que gran parte de los cerebros que nos gobiernan recuerden que es dividir. Pues voy a recordárselo, por si lo han olvidado… La definición de dividir es la siguiente: “dada la suma de dos sumandos, hallar un tercero que sea, con respecto al primero; lo que el segundo es con respecto a la unidad”. ¿Quedó claro?... Pues, hala, pónganse a practicar y dividan de una santa vez la totalidad de los escaños por el número de votantes… y dejen de decirnos aquello de “todos los españoles somos iguales” porque no es cierto.
Esto en cuanto a nosotros, los engañados votantes… Pero ¿qué me dicen de los aspirantes a los puestos públicos?... ¿Por qué el aspirante del Partido “A” necesita de tantos miles de votos para lograr un escaño y el del Partido “B” muchos menos y el del Partido “C” menos que menos?... Si de verdad quieren hacer distingos, ¿por qué no cuentan los votos por el número de centímetros que medimos cada quien?... A lo mejor resultaba más justo el reparto de la tarta nacional.

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