viernes, 29 de febrero de 2008

Director 2008.02.29

Creo que fue al final del verano del pasado año 2007 cuando leí en la revista “Nacional Geographic” un trabajo del ecólogo marino Enric Sala y explorador emergente de la mencionada revista e investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes, que mientras estaba buceando al oeste de la isla de Mallorca tomó la decisión de realizar un estudio sobre el estado del ecosistema marino y que se desarrollará en todo el Mediterráneo. De repente, a diez metros de profundidad y muy cerca de la playa, una profusión de medusas se interpuso entre él y la superficie. Y al intentar salir, varias le picaron en la cara.
Una vez fuera del agua declaró lo siguiente: “es la mayor agregación de medusas que he visto en mi vida. Estaban reproduciéndose, y el mar aparecía plagado de millones de pequeñas medusas transparentes. Siempre ha habido mareas de medusas, pero antes eran esporádicas, mientras que ahora son anuales. Las causas son complejas, pero creo que suceden debido al aumento de la temperatura del mar, a una mayor contaminación orgánica y a la falta de depredadores… Y desde luego no es nada bueno para la salud humana”. Hasta aquí lo declarado por el investigador Enric Salas.
Me vino a la memoria estas declaraciones y la realidad del Mediterráneo con motivo de estas vísperas del próximo 9 de marzo, porque por donde quiera que uno vaya o venga se topa con otra plaga de “medusas políticas”, que nos abrazan y nos besan como si nos conocieran de algo, como si les importásemos un euro o como si nos considerasen sus colegas. Es tal la plaga que cada uno de nosotros tiene que soportar que dan ganas de emigrar. Encendemos un aparato de radio o un televisor… y ahí están los acólitos, los mantenidos, los ideólogos, las “medusas” y los “tulipanes”… dispuestos a vendernos estiércol con el que todos ellos abonarán el futuro propio y el de los suyos.
Sin embargo lo que nos ocultan –excepto el señor Llamazares- es que de nada sirve que nos molestemos en ir a votar el próximo día 9, ya que el “pacto del Tinell” dejará las cosas como están… para nosotros, los españolitos de a pie. Para ellos, para quienes esperan vivir a cuenta de nuestros impuestos, las luchas son intestinas y a muerte… y ahí es un tema que ni nos va ni nos viene. Ellas y ellos tienen la suficiente experiencia para saber que nos están tomando el pelo. De ahí que se rían de nosotros y que cumplan con un requisito fijado en la Constitución: el convocar unas elecciones cada cuatro años. Lo que la Constitución no ha previsto es este trasiego de papeletas de una habitación a otra, según crea la dueña que se merece el cliente: cuanto más pague, más asegurado tendrá el placer, ya que se le enviará a la habitación a la más profesional.
Luís de Miranda

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