viernes, 18 de abril de 2008

Director 2008.04.18

Por ser esta Emisora el equivalente a una oficina de información de la Unidad Provincial de Parapléjicos de La Coruña . hemos visto y escuchado con suma atención la denuncia que ha efectuado en el día miércoles pasado, uno de los Canales Nacionales de Televisión, donde se denunció el mal comportamiento de un porcentaje muy elevado de ciudadanos que incumplen la obligatoriedad de respetar los vados asignados a los minusválidos.
Preguntados los conductores , hubo respuestas de distintos tipos de tono y contenido. Unos, se encogían de hombros. Otros, alegaban que no había forma de estacionar. Otros, respondieron con altanería que no les interesaba el tema. Y un último, ante la grosería manifestada por el violador de la prohibición, le respondió “que ya que se había apropiado de su puesto de estacionamiento, debería quedarse también con su invalidez” Lo que parece que ha olvidado el violador de las señales de prohibición, es que cada tres días, en España engrosan la triste lista de minusválidos, dos. Y que nos pueden llegar a cualquier familia.
Me cuesta trabajo comprender muchas de las aptitudes y reacciones que tienen mis congéneres. Si vas en coche, a la más mínima, alguien te amenaza con partirte la cara o con internarte en un asilo de ancianos, como solución a su problema. Si estás en la cola de un cajero de un Centro Comercial, aparece, como por obra y gracia de no se sabe qué, la ancianita de turno y sin encomendarse a Dios ni al diablo, pasa por delante de todos… y sin pedir disculpas. Si en un restaurante, el camarero de turno se retrasa unos segundos, montamos en cólera, sin darnos cuenta que los patrones de hoy están para ganar dinero rápidamente y les tiene sin cuidado la atención al cliente, ni si su empleado está excesivamente cargado de trabajo, etc., etc. Hasta nuestros propios hijos nos levantan la voz o nos mandan a freír espárragos,(es una forma correcta de expresar el equivalente a “hijo de la Gran Bretaña”) sin que podamos recriminarles tal actitud… porque –según los expertos- pueden quedarse traumatizados de por vida e inhabilitados para el trabajo.
Aunque les cueste trabajo creerlo, les doy mi palabra de honor de que me siento aliviado al saber que me quedan pocos telediarios, porque el mundo que estamos construyendo entre todos me da tristeza y asco.
Luís de Miranda

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