lunes, 26 de mayo de 2008

Director 2008.05.26

A lo largo de mi vida y en infinitas oportunidades recordé y recuerdo aquellos comentarios que nos hicieron los que han sido los profesores de las distintas especialidades que he cursado. Pues he aquí lo que tantas veces nos repetían: “tened mucho cuidado cuando os topéis con los analfabetos que todo lo saben y entienden. Así como con aquellos fanáticos, sin análisis y argumentos propios, que repiten como los loros lo que los primeros les repitieron sin cesar”.
Como demostración de lo anterior recordemos las declaraciones de don Francisco Vázquez, Embajador de España cerca de la Santa Sede, pronunciadas la semana pasada, cuando mencionó “el águila de San Juan” (esa que los analfabetos que todo lo saben la vinculan a los signos franquistas). Y el “águila de San Juan” fue el escudo de los Reyes Católicos… y los que hemos estudiado y leído un poco, estamos seguros que Franco no había nacido en el siglo XV. ¿Entonces, me pregunto, de qué signo franquista estamos hablando?... En cuanto a José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, y a vincularlo con el franquismo, es cometer un torpe error. Porque cuando se encarcelaron en Alicante a José Antonio Primo de Rivera, a Raimundo Fernández Cuesta y a Mateo Grande Nieto y los condenaron a muerte… Francisco Franco Bahamonde era el primer interesado en que los socialistas llevasen a cabo las ejecuciones, pues era consciente de que con ellos vivos siempre iba a tener “arenilla en el calzado”.Y sobre todo en la figura de José Antonio, por el que sentía una animadversión jamás ocultada. Los dos restantes, Raimundo y Mateo, y con un poco de mano izquierda, no resultó agotador convencerlos de que el régimen a implantar podría llevarse a cabo y a corto plazo. Como así fue.
Y para terminar, pienso que si José Antonio Primo de Rivera, Calvo Sotelo y Juan Canalejo pudiesen presenciar semejantes idioteces, por estas imputaciones franquistas, reaccionarían probablemente de dos maneras distintas –pero coincidentes- o agarrarían un cabreo descomunal o se partirían el pecho de risa. Y es que estos politiquillos del tres al cuarto, que no han leído un libro en su vida; que nos demuestran día a día que no han leído la Historia de España; que todavía no han digerido que aun estamos vivitos y coleando gente que hemos sufrido las barbaridades de toda guerra civil en nuestras propias casas y en la piel de nuestros ancestros queridos, por culpa de los fanáticos de ambos bandos, están dando la impresión de que intentan revolver los excrementos y que el olor que van a despedir se traduzca en nombre y apellidos de familiares que nos han matado a alguien de la familia.
Como broche final, me quedo con la reflexión del Embajador de España cerca de la Santa Sede, cuando abogó por no caer en el “furor iconoclasta que tienen al final los intolerantes y los ignorantes de la Historia”.
De ahí que repita una y mil veces que ojo con jugar con las cosas de comer y con el fuego.
Luís de Miranda.

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