miércoles, 24 de septiembre de 2008

Director 2008.09.24

Hoy se están cumpliendo cuatro años de la muerte de una gran novelista y autora de libretos teatrales, que firmó siempre bajo el pseudónimo de Françoise Sagan. Su primer libro, escrito cuando ella contaba solamente con 17 años, movió los cimientos de una sociedad hipócrita y “moralista” (entre comillas). “Bonjour tristesse”, fue el título que le dio a aquellos relatos en desnudo que desmenuzó con el descaro y la picardía de sus propios años.
Françoise Sagan, mi vecina del tercero, era una mujer poco agraciada físicamente, sumamente delgada (que nada tiene que ver con una anoréxica) y con un carácter muy fuerte, debido a su prepotencia y a ser la descendiente de un acaudalado divorciado, de profesión cirujano, y con una hoja de servicios prestados a los pacientes, intachable.
Sin embargo, cada año que pasa la recuerdo más y más, por una razón muy sencilla: porque con aquel joven gallego (que era y soy yo) le había caído bien desde el primer día en que coincidieron en el ascensor. Y si hemos iniciado un brevísimo diálogo fue a costa de la portera más antipática del distrito XVI, madame Louise. La señora Luísa siempre encontraba algun motivo para reñirnos a todos, sin excepción. A la señora Santucci, porque cogía el ascensor, cuando vivía en el primero. Al industrial de productos láteos, porque no se aseaba lo suficiente. A la niña del tercero, que era Françoise Sagan, por haber escrito semejantes cosas que –según madame Louise- eran potestativas de los adultos o mejor diría, eran cosas de los adúlteros. Creo que en el cuarto vivía un pintor o un escultor. Jamás llegué a conocerlo. Y en el quinto vivió un galleguito (que era quien les habla) que a la época hablaba fatalmente mal la Lengua de Moliére… y la maldita portera del edificio nº 168 del Bd. Malesherbes, “mascullaba” aquello de “salop espagnol”… que tardé bastante tiempo en saber lo que significaba.
“Bonjour tristesse”, que así terminó la France llamándote… Donde quiera que te encuentres recibe aquellos cuatro besos de amistad, al tiempo que al aire envío una de las canciones de Charles Trenes: canto-autor que tanto te gustaban.
Luís de Miranda

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