jueves, 18 de septiembre de 2008

Director 2008.09.18

Tal día como el de hoy, pero del año 1946 nació Rocío Jurado, la que para un buen porcentaje de la población española ha sido una buena embajadora de la canción española.
Lo que yo recuerdo de esta señora es su potente voz y su miedo a las cámaras de televisión, a cuyos profesionales de las imágenes los despreció hasta límites inenarrables. ¿Por qué aquel miedo?... Porque su exhuberancia carnal y su coquetería le impidieron aceptar la realidad de sus formas y medidas. Y además porque su léxico era o estaba muy concentrado o era muy escaso. Entonces, se enfurecía si se encontraba alguna cámara fuera del plató o de la Sala de Fiestas, porque el maquillaje que normalmente usaba fuera de su profesión, o sea, en la calle, no era el adecuado. Y no era el adecuado porque su avaricia no le permitió pagarse un buen o una buena profesional del maquillaje, antes de salir al mundo por donde vivimos , trabajamos y disfrutamos el resto de los mortales.
Lo que todavía mantienen vivas mis retinas son las imágenes de cómo trató siempre a los profesionales de la información, producto de una prepotencia desmedida, un vocabulario poco apropiado a su especialidad y a su complejo de obesidad.
Creo que el problema de ciertas “figuras públicas” está en que algunas de ellas y algunos de ellos carecen de una mínima formación intelectual … pero tienen solamente un buen saldo en sus cuentas corrientes bancarias… y eso, sólo eso, como es fácil suponer, no basta. Y la prueba más palpable y cercana la tenemos en España con doña Montserrat Caballé. Doña Montserrat Caballé es una dama con un gran nivel cultural, con un alto “saber estar” y con una delicadeza extrema en su tratamiento con los medios de información. Y les puedo asegurar, a través de amigos comunes, que jamás ha tenido complejo en que la fotografiasen a determinadas horas del día o de la noche… y mucho menos, por su constitución física.
¡Que pena me dan los hombres y mujeres que se valoran tan sólo por el físico!. Que un buen físico nadie lo rechaza, es cierto. Pero el físico, por si solo, no mantiene el equilibrio psíquico ni garantiza una normal convivencia con los demás mortales: los que, en definitiva, marcarán el camino que hemos recorrido y lo que verdaderamente hemos llegado a ser.
Y dejando esa parte desagradable de ciertos personajes, escuchemos una de las canciones que la hicieron famosa.

Luís de Miranda

1 comentario:

Anónimo dijo...
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