viernes, 2 de enero de 2009

Director 2009.01.02

Señoras, señoritas y caballeros, feliz año 2009 y espero que al “pasar lista” ninguno de quienes nos siguieron en el pasado bisiesto se haya quedado en la cuneta. Por lo tanto, quiero pensar que todos, absolutamente todos, están ahí.
Me cuesta trabajo asimilar la política que mantiene el PSOE, tanto en Madrid como en aquellas regiones gobernadas por socialistas “solteros” o por socialistas “amancillados” con no importa quien… con tal de que les permitan “cobrar la cama” con arreglo al IPC o con arreglo a las ambiciones del “duo” o del “trío”. Porque, según la regla que ha gobernado siempre las casas de prostitución, la pareja y el trío están permitidos siempre y cuando la “dueña de la casa” haya cobrado los honorarios (no escritos) fijados por ella misma…y sin importarle si el receptor o receptora de la fantasía y el sadismo (en este caso, nosotros, el pueblo) le gusta lo contratado por la dueña del burdel. Y es que en ese tipo de comportamiento no rigen las leyes morales ni tampoco la ética. Por consiguiente, como diría nuestro ex mandatario, don Felipe González Márquez, lo importante es que los clientes hayan pasado por caja (o sea, por las urnas)… y a partir de ahí, los receptores o las receptoras (o sea el pueblo) no tendrán derecho a discutir las posturas o gustos de los degenerados: les plazca o no, poco a poco y uno a uno, el pueblo pasaremos por la cama del poderoso. Lo aconsejable, por aquello de no conocer las fantasías de los que contrataron los servicios, es llevar cremas y un buen bote de vaselina… sobre todo durante los 364 días que faltan para entrar en el año de la posible alborada. Sobre todo los jóvenes primerizos… En cuanto a nosotros, los ya curtidos y de vuelta a casa, si nos damos cuenta que la violación es inevitable… pues… la disfrutamos.
Luz, transporte y telefonía son los primeros contratadores que a partir de hoy nos violarán cuantas veces quieran y como quieran. Y mientras tanto la dueña de la casa sigue sentada en el sillón del poder… sin problemas económicos, ni paro sin sustanciosa retribución, ni problemas de transporte, ni de alojamiento… Y todo ello a cuenta de nuestro sudor, de nuestras lágrimas y del miedo a ser borrado de la lista de los protegidos por el régimen.
Luís de Miranda

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