lunes, 26 de enero de 2009

Director 2009.01.26

Este fenómeno atmosférico que nos tocó vivir la pasada noche del viernes a sábado (el que por cierto tiene un nombre específico, pero que no recuerdo), todavía no ha remitido en su totalidad. Lo que quiere decir que en cualquier momento puede llegarnos una fuerte ráfaga de viento que saque de la calzada a nuestro coche, que salte por los aires el techo de la fábrica o que nos tire un vetusto árbol sobre el techo del chalet o sobre el muro que nos separa del vecino de al lado.
Así que, por favor, no bajemos la guardia del todo, porque la Naturaleza nos puede dar cualquier tipo de sorpresa. Y es que ella (me refiero a la Naturaleza) debe estar hasta el gorro de todos nosotros. Y no es para menos, ya que no le tenemos el más mínimo respeto: convertimos bosques en desiertos; contaminamos ríos y fuentes; hacemos desaparecer montañas, para extraerles sus propias riquezas; secamos humedales y le robamos a los mares parte de su patrimonio; eliminamos ciertas especies de animales marinos y terrestres, con lo cual descompensamos el equilibrio ecológico.
En resumen… Y es que como cualquier madre que se precie, la Naturaleza procura “tapar” los defectos de sus hijos… hasta que un día tendrá que darnos un buen cachete… aunque las leyes de los hombres no lo permitan.
Queridos coruñeses… Tal día como hoy, pero de 1928, nació en el barrio del Ventorrillo, de la bella “ciudad de cristal” un buen y extraordinario amigo mío y de muchos de ustedes, también. Y curiosamente, como en la zona donde me crié (Monelos), por aquel entonces ninguno de los dos residíamos dentro de los límites del Ayuntamiento de La Coruña.
Ese gran amigo demostró a lo largo y ancho de su carrera como cantante rítmico un amor infinito por su Coruña, por su provincia y por Galicia entera. Tanto que, jugándose la cárcel y algún que otro “interrogatorio” policial, defendió la lengua y las costumbres gallegas sin importarles las consecuencias.
A él y por él brindo, desde estos estudios de Radio Social Atlántico de La Coruña, donde quiera que se encuentre. Inolvidable Pucho Boedo, amigo de tus amigos, bebedor de la vida mundana y amante y amador de todas las mujeres…sin importar el color, la religión o la nacionalidad… quiero escuchar en silencio y posiblemente con lágrimas de alma, la que para mí (y lo hablé contigo muchas veces) es tu mejor versión: ¡Sahara!.
Luís de Miranda.

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