viernes, 20 de febrero de 2009

Director 2009.02.20


Leída la nota del Comité de Empresa del “061”, en la que denunció, en el día de ayer, que el helipuerto del Hospital General de La Coruña (hasta hace poco; Juan Canalejo) lleva tres años decorando el paisaje y la cubierta del nuevo edificio.
Sigo sin entender cómo puede estar sin poder utilizarse algo tan necesario para el “061”, para el propio complejo hospitalario y para la ciudadanía. El problema (¡gran problema!, parece ser) está en que -al día de hoy- carece de los permisos de Aviación Civil. Y como es natural, mientras no se obtengan esos permisos (en plural), pues habrá que seguir tomando tierra en la playa de Lazareto. Por cierto, ¿la playa de Lazareto obtuvo los permisos necesarios de Aviación Civil?... Y las autopistas, las autovías, las carreteras secundarias o la finca de la Bernarda, también consiguieron los permisos de Aviación Civil?...
Para esta pobre “lengua viperina” (como me calificó el otro día doña María José Cebreiro: ex Concejala de Parques y Jardines de nuestro excmo. Ayuntamiento), y una vez “visto lo visto” y “leído lo leído”, aquí hay dos problemas:
El primero, que la solicitud la hizo el Hospital Juan Canalejo... y el Juan Canalejo fué incinerado en el Auswithz gallego... y desapareció de la faz de la Tierra. Por lo tanto aquella solicitud o solicitudes no tienen razón de ser. ¡A la papelera con ellas!.
El otro problema, es que los heridos en carretera son mucho más importantes y urgentes que los restantes... excepto, Dios no lo quiera, el día que haya que trasladar a los padres, hijos o primos de los altos mandos que conforman los gobiernos. En ese momento, amén de desalojar toda una planta, movilizar a 22 ó 24 policías (como hace el Alcalde Madrid) e impedir que nadie se mueva (como hicieron aquí con la visita de la Vice Presidenta del Gobierno Central, señora de la Vega, donde ningún peatón pudo atravesar la calzada), todos los permisos estarán violándose... sin el menor pudor.
En resumen, que gracias a esta absurda burocracia y a aquella o aquel que tiene que salir en la foto, una decisión tan urgente como ésta sigue “durmiendo el sueño de los justos” en algún cajón de la mesa de algun dios del Olympo... sin tener en cuenta que, a veces, por llegar tarde unos simples cinco minutos, nuestros seres queridos pasan directamente al Tanatorio en lugar de a la planta de “cuidados intensivos”.
Como diría un francés: “c'est la vie”. Y como decía el enterrador de mi querida villa de Betanzos “¡que Deus de traballo a cada quen no seu oficio”.
Luis de Miranda.

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