lunes, 16 de marzo de 2009

Director 2009.03.16


Me resulta incomprensible que con la recesión que estamos sufriendo todos nosotros (de la que nadie se salva) todavía haya patrones (en este caso concreto, caso de que sean ciertos los rumores que corren de boca en boca) que estén pensando en incrementar los precios de ciertos servicios o artículos, cuando sabemos que los precios de origen de los productos ofertados, asi como con la reducción de las plantillas, hacen que los costos se hayan abaratado, puesto que los fabricantes y distribuidores -en un esfuerzo por mantener la producción y las ventas- optaron por minimizar sus beneficios en pos de una continuidad dentro del mercado.
Estos “patrones” debieran tener claro que es mejor una disminución de beneficios que el provocar, por vía de avaricia, el cierre cuasi inmediato de sus Empresas y, por ende, un aumento desmedido del paro laboral. Y es que al estar acostumbrados a unos beneficios millonarios, debidos a un tiempo de bonanza ya pasado, no quieren reducir un solo euro sus beneficios. Eso mismo pensaron la Banca y las Compañías Aseguradoras de riesgos. Sin embargo, analizadas las líneas de convergencia entre activos y pasivos, llegaron a la conclusión que es más rentable la reducción de beneficios que el cierre de sus actividades comerciales.
Para una mejor comprensión, voy a darles un ejemplo incontestable:
A mediados y finales de los años 80 del siglo pasado, la financiación de las compras de un vehículo particular o comercial estaba en torno al 18% y los préstamos bancarios rondaban el 10 y 12%. ¿A cuanto están ahora, caso de que consigan un préstamo?... A unos niveles ridículos. Y ello es debido a que tanto la Banca, como las Aseguradoras, lo que necesitan es liquidez... aunque la venta de la misma esté rayando el O.5%.
El problema que se planteará, caso de que los mencionados rumores se conviertan en realidad, en que la gran mayoría de nuestros “patrones” (asesorados por aficionados, puesto que los profesionales les incrementarían las bajas nóminas actuales) pretenden canjear la bajada de las ventas por incremento de sus artículos y servicios. Pero aún hay más. Quieren aprovechar esta coyuntura para, sin bajar los sueldos, amenazar veladamente a sus plantillas con más horas de trabajo o, en caso contrario, no renovarles los malditos contratos basura. Y como reacción humana, la masa trabajadora “traga quinina” y silencia tal inmoralidad, pues no quiere verse haciendo cola en las Oficinas del INEM.
Personalmente nunca he creído en las negociaciones de unos Sindicatos con la Patronal. Y seguiré en esta línea, en tanto en cuanto los Sindicatos sigan viviendo a costa de los Gobiernos de turno, pero con el dinero de nosotros, los contribuyentes.
Y para terminar quiero dejar dos preguntas en el aire:
¿Nosotros, los consumidores, vamos aceptar (caso de que esos rumores sean ciertos) nuevas subidas de precios, cuando todos sabemos que el coste de las materias primas y de los salarios están cayendo a la baja?.
¿Y en caso de que dejemos de consumir artículos y servicios que no son de primera necesidad, cuantos nuevos despidos vamos a provocar?
Luis de Miranda.

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