miércoles, 29 de abril de 2009

Director 2009.04.29



Entiendo que haya especies que debemos o tenemos que proteger. Pero otra cosa muy distinta es que protejamos aquellas que no corren el menor peligro de extinción. Porque a mi pobre entender, hemos perdido los dinosaurios y los mamuts y el globo terráqueo sigue dando una vuelta sobre si mismo cada 24 horas. Y mañana desaparecerán las ballenas... y la única diferencia que tendremos es que el precio del pescado estará más accesible a los bolsillos de los parados, por ejemplo, ya que esos monstruos de los mares dejarán de “tragar” miles y miles de pequeños animalitos, gracias a que del paladar penden dos series de pliegues transversales dérmicos revestidos de una carpa córnea, llamadas córneas o ballenas y que sirven para retener su “menú”. Es más, y para que nos entendamos, por muchas guerras que inventemos, la raza humana no desaparecerá jamás. Pues otro tanto pasa con las gaviotas. Y máxime cuando este animal no es comestible.
Estos días me dediqué a llamar -incluso sábados y domingos- a gente de los distintos barrios de La Coruña para que me informasen si habían visto ú oído a algún vecino comentar que unos servidores públicos andaban por los tejados, pinchando los huevos de las gaviotas, para que esta especie no siga multiplicándose en una progresión geométrica sin límites. Pensemos que este animal tiene una vida aproximada de 25 años y que durante unos 20, como mínimo, incrementa su “descendencia” en 40 individuos más. Pues bien. Algún responsable público cogió una calculadora y sacó el resultado matemático...
Alguien me pidió que el responsable del excmo. Ayuntamiento de La Coruña nos comunicara semanalmente, a los medios de comunicación, en que zona iban a “pinchar los huevos”... para que pudiésemos hacer un pequeño seguimiento. Porque lo que sí es cierto es que ya volvemos a sufrir el problema de todos los años, por estas fechas: que las calles, aceras y vehículos se “tiñen” de color blanco, así como nuestras cabezas y ropa de vestir.
Desde estos estudios invito a cualquier bufé de abogados para que vayan estudiando la forma y manera de que los defensores de las gaviotas, los demagogos y los responsables de nuestros ayuntamientos, abonen los desperfectos que nos causan estas aves. Pues de seguir en esta línea de encogimiento de hombros, la ciudad de La Coruña, en pocos años, la población de gaviotas superará a la de sus habitantes y a la reserva de las Islas Cíes de Vigo.
¡Ah!. Me gustaría escuchar a los responsables de nuestra salud pública, ahora que España “alcanzó el nivel 4” de riesgo de epidemia y la higiene que se exige es la máxima.
Luis de Miranda

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