miércoles, 24 de junio de 2009


Director 2009.06.24
Al leer a primera hora de hoy el artículo de Álvaro Otero, titulado “Los cristales rotos” sentí que hay alguien más que habla mi idioma... y sin tapujos.
Ignoro si Álvaro Otero me concedió el honor de leer mi comentario del pasado miércoles, diez de junio, .o de escucharlo por Radio Social Atlántico. Porque de ser así, supongo que se habrán dado cuenta que todavía quedamos unos pocos, o unos muchos, que no acabamos de entender las no-reacciones de quienes tienen el derecho de defender nuestra integridad física y psíquica. Es más, ¿donde están las condenas políticas contra esta banda de descerebrados y futuros terroristas nazis, que condenaron a muerte a doña Gloria Lago?... En ninguna parte, puesto que los altos responsables del PSOE como del P.P. siguen guardando silencio y no se enfrentan a la realidad, cuando saben con toda certeza quienes son y de quienes reciben tales consignas. Cuando saben que el símbolo de la diana -como marcaban los nazis los domicilios y propiedades de los judíos durante la segunda Guerra Mundial- significa “condena a muerte”.
No, no, no estoy exagerando. Y eso lo saben perfectamente, puesto que la “diana” es la marca internacional que se usó y que se seguirá usando, en tanto en cuanto se sigan adoctrinando a ciertos pueblos para mostrarnos el terror como única vía de una imposición desmedida, por parte de los inadaptados.
Y si esa condena no es condenada ahora, y ¡ya!, es porque los dos grandes Partidos Políticos -que aglutinan el 85% de los votos democráticos- priorizan mas la continuidad en el poder que el respeto a las leyes vigentes. Y mientras los hechos no sustituyan a las palabras grandilocuentes -bajo la falsa bandera de una convivencia pacífica- el alud de violencia seguirá adquiriendo proporciones tales, que, en un futuro cercano, no seremos capaces de detener. Y entonces, sólo entonces, lamentaremos no haber tomado “al toro por los cuernos”.
Luis de Miranda.

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